miércoles, 25 de enero de 2012

Una lección para aprender a*

Un espejo. Solo es un cristal que refleja, nos devuelve nuestra imagen, esa que tan bien conocemos. Nos devuelve una mirada, normalita sin nada del otro mundo, pintada en unos ojos marrones, nada fuera de lo común. Una nariz se arruga en una mueca, una nariz común, no sabes el qué, pero algo no te convence. Los labios cortados por el invierno, en fin unos labios más entre los labios. Las orejas aparecen algo tímidas entre los mechones mojados de un pelo desordenado, recién salido de la ducha.
Algo más abajo, la clavícula se marca en una piel blanqueada por el invierno,y si seguimos, una barriga lisa aunque no perfecta.
Las piernas no se reflejan, pero te fijas en ellas, consideras que sobra carne, aunque no estén gordas. Los pies mejor, no  los comentamos.
Y entonces suena una canción, y te paras y piensas si realmente vale la pena lo que estás pensando, si realmente es cierto. En el fondo, muy en el fondo te apetece *quererte, te apetece demostrarle al mundo de lo que eres capaz, de lo guapísima que te puedes llegar a sentir. Vuelves a repasarte, esta vez de abajo a arriba: los pies, bah solo exagerabas, las piernas necesitas que sean así, no hay mucho que quemar, piernas de alguien que hace deporte, la barriga sería la envidia de cualquier chica, total es plana, la clavícula, no puedes negarlo, te encanta que se marque. La cara es un mundo aparte, sabes que en conjunto no queda mal, que te gusta el efecto de los labios cortados, y que con esa mirada podrías expresar un mundo, te gusta la manera en que el pelo se ondula y tapa las orejas sin ocultarlas del todo. 
Decides que a partir de ahora, en cuanto salgas por la puerta del baño, llevarás la cabeza bien alta, que nada ni nadie te dirá que no mereces un "guapa", porque alguien, algún día, se fijará en ti, y a partir de entonces, las cosas cambiaran.

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario