martes, 17 de diciembre de 2013

Dos años, que se dice pronto. Dos años en los que poco a poco he tenido la suerte de conocerte mejor, más allá del chico de Tui que descubrí el primer día de bachillerato y con el que desde que puedo recordar me he metido día tras día, siempre desde el cariño, por ser de uno de los lugares más bonitos que he tenido la suerte de visitar.
Sin darme cuenta y sin entender muy bien cómo, tengo la suerte de poder considerarme tu amiga y de considerarte mi amigo (espero que no pienses de otra forma porque si no esto es todo una enorme tontería colgada en internet). 

Después de estos dos años, tengo que darte las gracias por todos los momentos que me regalaste hasta ahora: un montón de charlas nocturnas hasta las tantas, bromas, risas y carcajadas a mandíbula batiente,  algún regalo y buenos recuerdos hasta aburrir.
Espero que disfrutes como nunca de tu día, porque te lo mereces y te lo digo más sinceramente de lo que se lo he dicho a nadie hasta el momento. Me alegro de poder celebrar tu 18 cumpleaños a tu lado, de poder tener esta suerte aunque ya apenas nos veamos.


Víctor, no cambies, porque nadie merece que lo hagas. Disfrútalos, tudense.







domingo, 1 de diciembre de 2013

Había tocado miles de guitarras en su vida, pero ninguna sonaba tan bien como la risa de aquella chica causada por las cosquillas hechas con sus dedos de músico.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Se sentó frente a todo el trabajo que sabía que debía hacer. Lo miró, respiró profundamente y lo apartó. Así, arrepentida y deseosa, sacó su cuaderno y un lápiz, se recogió la larga melena en un moño improvisado del que caían algunos mechones traviesos y se tumbó en el suelo mientras sonaba música de fondo, su música. Dejó que el lápiz bailara sobre el papel y dibujara todos aquellos vestidos que soñaba con tener entre sus manos.
La vio pasearse por la habitación, perdida en esa inmensa camisa de hombre y fue entonces cuando se dio cuenta de que era completa y llanamente feliz.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Se moría de ganas de ganas de verla por fin. Llevaban semanas sin saber nada el uno del otro, ni una palabra. Había sido imposible y aún no sabía como había logrado hacerlo, como había conseguido permanecer en su aburrida ciudad y no cogerse el primer tren con destino a ella, a sus labios... Unas manos frías le tapan las ojos de pronto, muy frías en aquel invierno helado. Una boca le susurra un "Buenas noches". 
Él se gira lentamente con los ojos aún cerrados y espera, apenas una milésima de segundo, hasta que ella le besa como nunca.
Poco a poco va abriendo los ojos y allí está ella, más guapa que nunca, tan diferente como siempre. Algo se ha hecho en el pelo, desde luego ese no es su color, se ha comprado unas gafas nuevas y ese gorro nunca le había quedado tan bien.
Brazo por el hombro.
Brazo por la cintura.
Camino a casa. Juntos. Una vez más.

Tiempos Difíciles:


Agobio, frustración, ansiedad, lágrimas, dolor, decepción… tocan tiempos difíciles. La 
verdad, he empezado a escribir sin saber cómo iba a terminar, puesto que 
últimamente tengo esto, que tanto me gusta, bastante abandonado. La inspiración 
que antes me llegaba de cualquier detalle tonto de nuestro mundo parece haberse 
desvanecido; parece que se ha creado una barrera de toda clase de terribles 
sentimientos entre yo y el resto del mundo, una barrera impenetrable e 
increíblemente perfecta, ya que no he encontrado ni una sola grieta en ella. Y como 
estoy cansado de esta situación, he decidido resquebrajar esta pared para volver a ser 
yo mismo e impedir que mis ojeras, agobios y desilusiones acaben con la mejor faceta 
de mi personalidad. He decidido resquebrajar esa barrera porque mi vida es más que 
un puñado de datos impresos en unos cuantos libros de texto. He decidido 
resquebrajarla porque al otros lado hay gente que puede, quizás si o quizás no, que se 
sienta abandonada, gente que me importa y, gente a la que le importo. Finalmente 
he decido resquebrajar esa barrera para que llegue a mí un poco de luz, un poco de 
aire, un poco de fuerza para conseguir pasar este largo camino cada vez más oscuro.  
Tan oscuro que desde que entré en el, he dejado de lado lo que más me gusta en el 
mundo, ese algo que a nadie le importa, algo tan inconsciente que ningún ser de la 
tierra se ha parado a pensar lo importante que puede llegar a ser, y nadie se va a dar 
cuenta hasta que llegue el momento en que falte, y hoy, yo me he dado cuenta que 
hacía mucho tiempo que no sonreía, me he dado cuenta de que hacía muchísimo 
tiempo que no sentía mis ojos vidriosos en los que se reflejaba felicidad, hacía tanto 
tiempo en que no me caían lágrimas que creo que casi me había olvidado de cómo 
era eso llamado llorar. Lo peor de esto es que esas gotas que brotaron del lacrimal de 
cada uno de mis ojos se llevaron, paulatinamente, esa felicidad momentánea, que 
lleno todo mi ser unos breves instantes… Ahora toca volver a la realidad, sigo en ese 
camino oscuro en el que por mucho que busco no encuentro ni un ápice de luz, sigo 
rodeado de esa barrera que, sin éxito, he intentado romper, sigo con el corazón en 
un puño y la mente rodeada de datos, y la parte más amarga de todo esto es que en 
mi rostro no hay ni rastro de una verdadera sonrisa.  
La verdad, no espero que nadie entienda lo que escribo, y si alguien lo entiende 
puede sentirse orgulloso, orgulloso de conocerme casi tanto como yo me conozco a 
mí mismo. Sé que son tiempos difíciles, sé que estoy envejeciendo a pasos 
agigantados, y también sé que corro un riesgo importante, porque quizás, nada de 
esto, tenga vuelta a atrás. Sin embargo, algunos dicen que el primer paso para superar 
un problema es saber que lo tienes. Yo, para ser sincero, no sé si es un problema o 
simplemente, que en apenas unos pocos meses, mi vida ha cambiado tanto que no la 
reconozco. Peligroso tal vez, y arriesgado sin duda, pero saber algo con certeza no 
implica que sea cierto, pues para algunos, entre los que me incluyo, la verdad es 
relativa. Aunque hoy por hoy, lo único que de verdad sé es, que mire por donde mire, me toca romper barreras invisibles, iluminar caminos oscuros y pasar tiempos 
difíciles pero, afortunadamente, finitos en el propio tiempo.  
Esperemos que en algún momento vuelvan a aparecer grietas en el cristal. Luchemos 
para que llegue la luz a los lugares más sombríos, y finalmente miremos el reloj para 
que el tiempo pase rápido… tan rápido como el buenamente pueda. 

                                                                                                                  Tiempos Difíciles By Ceive.
Sabía que se estaba equivocando al tomar aquella decisión, pero una vez más sabía que debía dejarla equivocarse a su ritmo. Ella descubriría que aquello no era lo que debía hacer y entonces, como por arte de magia, una luz le demostraría lo que realmente le haría feliz. Podía tardar días, meses, años o tan solo unos minutos, pero ella volvería como siempre hacía, con la cabeza gacha y los ojos rojos de llorar al descubrir lo que había hecho. Un par de palabras de ánimo, acertadas y concretas y para delante, así de simple.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Y cuando te das cuenta de que la gente se mira el ombligo como única meta en su vida, es entonces cuando eres consciente de en qué nos hemos convertido poco a poco, en qué nos han convertido. Un montón de "personas" dispuestas a pisotear a todos y todo para conseguir nuestros caprichos. Tenedlo en cuenta, pensadlo.

martes, 19 de noviembre de 2013

Era otro mundo, una vida aparte en la que podían crear su día a día sin que a nadie le importase, sin que hicieran comentarios bocas inútiles incapaces de entender algo más allá de sus propios ombligos.
Ellos, sin embargo, callaban, callaban todo aquello que se demostraban mundo a mundo, momento tras momento.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Describirla era, cuanto menos, imposible. La manera en que la luz del sol se reflejaba en su pelo, en sus ojos...necesitaba palabras nuevas para explicarlo. Sin embargo, aquel enero no volvió, es más nunca más lo hizo. Así de improviso, de golpe, de pronto.. ella no volvió. Y él tampoco.
Día a día nos han ido enseñando que debemos luchar por aquello que queremos, por aquello que nos apetece lograr por encima de cualquier otra cosa. Sin embargo, en todos esos escritos que hablan de deporte, de arte, de futuro... nadie nos dice que es más que probable que nos crucemos con unos cuantos impresentables que, no es que nos pongan trabas para lograr lo que anhelamos, si no que simplemente, en vez de cogernos de la mano, pegarnos unos cuantos berridos y tirar de nosotros cuando no podemos con el alma nos dejan, para que ya nosotros pensemos lo que queramos. Sin darse cuenta, claro está, que lo primero y lo último que se nos va a pasar por la cabeza es que no valemos para ello, que nos dé por rendirnos día a día.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Poco a poco, con cuidado, vamos girando la cabeza. Con miedo de descubrir todo aquello que hemos ido dejando atrás en el camino, todo aquello de lo que nos hemos desprendido queriendo o sin quererlo, como por error.
Nos damos cuenta de que nos faltan algunas personas, gente con la que acostumbrábamos a pasar horas y horas que se ha borrado del mapa para ser, en el mejor de los casos, un puñado de minutos al año. Gente que nos falló o a la que fallamos, o simplemente gente que está a demasiados kilómetros como para estar tan presente como nos gustaría. Gente que parece habernos olvidado, alegando que es ley de vida.
Pero también nos damos cuenta de que no nos faltan algunos que han estado desde siempre y otros que, con algo de esfuerzo, se han cargado la distancia, por grande que fuera, para poder disfrutar día tras día, de un buen puñado de sonrisas, con ese poder que solo nuestra gente tiene para darnos un giro a las emociones.
Por todos ellos, hoy.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Sus dedos se perdían entre los pliegues de la blusa, acariciando cada costilla como si fuera la primera vez que lo hacía, como cada vez. Su mano izquierda se entretenía jugueteando con la mano de ella mientras, tímidamente, sus labios la besaban. Hacía demasiado tiempo que deseaba hacer eso, demasiado siquiera para saber con exactitud cuanto y, sin embargo, le daba igual, al fin había conseguido tenerla con él.
Sentía cómo ella, poco a poco se dejaba llevar, como él deseaba seguirla allá donde lo llevara. 

Sonó un ruido, quizá un gato en la calle. Se separaron. La miró y se dio cuenta de que aquello no saldría bien, no solo por las lágrimas que corrían por sus mejillas. Había algo que le decía, allí, a la altura del estómago, que cuanto más limpio fuera el corte, menos doloroso. Se separaron y se perdió en la noche para no repetir aquello más.

martes, 22 de octubre de 2013

Así era ella: sutil e imperceptible. Espontánea a cada momento. Jamás sabía como reaccionaría ante un día de lluvia o uno de sol. Tan pronto te abrazaba como te daba un golpe, siempre amistoso. Podía echarse a llorar en medio de una carcajada y perderse entre los mechones de su pelo mientras las lágrimas le corrían por las rosadas mejillas. Podía ser la noche y el día mientras se mordía el labio en ese gesto inconsciente que a él le hacía perder los estribos en un arrebato de pura felicidad. La misma felicidad que le recorría el cuerpo cuando la punta de uno de sus dedos le rozaba por error. Esos dedos de pianista que nunca habían tocado una sola tecla. ¿Para qué engañarse? Se moría al verla allí sentada, en el suelo de su habitación, rodeada de discos mientras se mordía el labio intentando decidir cuál sería el siguiente que sonaría en aquella habitación.

Mientras permanecía allí, pasmado, mirándola,  aquella chica se levantó sigilosamente, como siempre hacía. Tras colocarse, como sin quererlo, esos vaqueros que tan bien le sentaban, se plantó ante él y se acercó, sus labios a apenas uno o dos centímetros...ella tan espontánea como siempre... él tan feliz como nunca...Pero ese beso se perdió por el camino, justo antes de que le cogiera de la mano y lo obligara a sentarse en el suelo frente a ella donde se encargó de que no huyera con tan solo pasar una pierna por encima de las suyas. Y otra vez esa sonrisa en su cara, boba y torcida.
Un día suena la alarma. Te despiertas. La apagas, ves la hora y acto seguido te tapas con la colcha deseando que el mundo que te rodea desparezca, rogando a quién esté escuchando que no te haga vivir este día que se avecina gris aunque el sol se cuele entre las persianas.
Otro día, sin embargo, te despiertas un minuto antes de que suene el despertador. Fuera llueve. Bostezas, suspiras y sales de la cama. Pones algo de música para acompañar al ritmo de la lluvia mientras intentas conseguir un aspecto aceptable para el día que se avecina. Un buen café y una sonrisa. Ese día te sientes invencible, confiada... Feliz. Sin una razón, o al menos con una desconocida. Así de simple, llana y completamente feliz, porque a veces nos sobran motivos y no nos damos cuenta.

jueves, 3 de octubre de 2013

Si algo se aprende tomando decisiones y fallando es que siempre o al menos la gran mayoría de las veces, tiene solución. Lo importante es saber que nos hemos equivocado y que debemos hacer lo imposible por buscar algo que poco a poco nos haga felices. Porque si nos rendimos a la primera de cambio, si consideramos que algo no tiene remedio, será entones cuando realmente no lo tenga.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Se hicieron el uno al otro día tras día, hora tras hora, sin dejar que el mundo les cambiara. Sin embargo el tiempo pasó y el mundo se abalanzó sobre ellos, haciendo que dejaran de ser lo que habían logrado alcanzar.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Hacía frío, un aire helado le revolvía el pelo y le impedía ver con claridad el camino. El invierno había llegado y con él la rutina se hacía más difícil que nunca. Temblaba sin poder evitarlo, le castañeteaban los dientes y se moría de ganas por un café caliente que la reconfortara para afrontar el frío y largo día.


martes, 17 de septiembre de 2013

Se acercaba el otoño, las hojas crujían bajo sus pies mientras escondía su naricita en una enorme bufanda. Dias tras días, ella pasaba por aquel parque, sintiendo el frío calarle hasta los huesos, agarrotarle los músculos.
Días tras día él dejaba que las hojas se deshicieran por el peso de sus zapatos, mientras observaba a esa chica que se escondía bajo la bufanda. Siempre la misma chica, siempre esa nariz pequeña y roja, siempre lo mismo, el mismo momento de su rutina, el único que le hacía sentir que realmente valía la pena levantarse cada mañana. Era ese momento, ese y no otro, al darse cuenta que esa chica, al igual que él se ganaba un día más de vida a base de esfuerzo y sufrimiento, a base de entregarle su tiempo a los demás.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Después de una temporada de silencio toca volver a lo de siempre aunque no como siempre. Empezamos, como todos dicen, los mejores años de nuestras vidas, sin embargo, hasta que la costumbre  cale en nosotros notamos los cambios más en negativo que en positivo dándonos cuenta de que quizá el mundo no sea tan maravilloso como nos lo han pintado hasta ahora. Mientras nosotros nos peleamos por buscarnos un hueco en la realidad que nos rodea, nos mangonean como quieren cuando quieren, prometiendo todo aquello que nunca es cierto, ni tenemos a los más profesionales ni a lo mejor de lo mejor, porque siendo objetivos los mejores siempre huyen a un lugar donde se les trate mejor, que no bien.

lunes, 5 de agosto de 2013

Pasó el verano, olvidamos aquellas tardes perdidas entre el agua y la arena, nos dimos algo de tiempo para aclarar unas ideas que jamás lograrían ser aclaradas y ordenadas. Nos perdimos entre arranques de locura y sábanas, queriendo hacer infinito lo que nunca pasaría de ser un instante. Nos dejamos llevar por los rayos del sol y por la brisa del mar, sin ver lo que inevitablemente venía hacia nosotros, como un dulce y amargo septiembre.
Nunca se nos pasó por la cabeza la posibilidad de que aquello no llegara a ser nunca nada de provecho, nada más que un simple pasatiempo. A ninguno de los dos se nos ocurrió que nos podíamos haber convertido en un barco, sin capitán y a la deriva.


lunes, 29 de julio de 2013

Es curioso pensar donde estábamos hace un año, volviendo de lo que recuerdo como la mejor decisión de mis últimos años. Recién llegados de un viaje eterno y duro que nos dejaría como recuerdo alguna que otra amistad que aún a estas alturas conservamos.
Es curioso como, a pesar de saber a qué nos enfrentamos, seguimos yendo con miedo a algo que sabemos con toda seguridad que nos devolverá a nuestras tierras cambiados, con alguna que otra amistad más, alguna persona que se quedará en un simple recuerdo y otras que poco a poco se harán más difusas. Pero si algo aprendí este verano es que estoy hecha de todas esas personas que alguna vez decidieron dedicarme al menos una sonrisa y por supuesto aquellas que me robaron alguna.
Quizá madurar signifique ser conscientes de lo que estamos haciendo con nuestro tiempo y lo que queremos hacer con el que nos queda por vivir, porque igual lo mejor es comerse el mundo mientras arrancamos sonrisas.

martes, 25 de junio de 2013

Nos pasamos la vida buscando la "perfección" sin darnos cuenta de que es esa perfección la que se esconde en la imperfección de las cosas.

viernes, 21 de junio de 2013

Bendito momento*

Pasa el tiempo y no nos damos cuenta de lo mucho que echamos de menos a las personas que están a unos cuantos kilómetros de aquí. Porque después de unos días sin hablar con alguien empezamos a "acostumbrarnos"  a su silencio, sin embargo, cuando, por cualquier motivo, se retoma la conversación, de golpe y sin esperarlo, nos damos de bruces con toda esa "morriña".
A veces echamos de menos tener conversaciones serias, otras, conversaciones de bromas constantes, pero pocas personas son capaces de hacer que creas que puedes hablar de cosas serias mientras bromeas, yo tengo la suerte de haber encontrado a un turolense que lo ha logrado.
Aún no se lo he dicho pero le debo demasiadas sonrisas y buenos momentos que algún día serán grandes anécdotas para mis nietos, aunque a veces llegue a creer que le odie, es mentira. Así que, Goncho: MIL GRACIÑAS.


                                                                                               *en el que me fui a Granada

lunes, 3 de junio de 2013

La música sonaba una noche más en aquel cuarto oscuro y borroso entre el humo que intentaba escapar por la rendija de una pequeña ventana. Nos perdíamos entre las sábanas de algo que nunca más repetiríamos, de algo que nos mataba a la vez que nos hacía más fuertes, que nos derretía mientras nos congelaba.

Bien alejados de la política, conste en acta.

La cuestión es quejarse, de lo que sea y cuanto más sin sentido sea mejor. Se cambian cosas para que todo vaya a mejor (pocas, cierto es) y aún así encontramos algo de lo que quejarnos bien alto sin darnos cuenta de que así lo único que conseguiremos es que dejen de cambiarse cosas, porque poco a poco, se va agotando a la gente, desgastándola.
En algún momento alguien gritará: "¡Basta!" y entonces es cuando nos daremos cuenta de que llevamos demasiado tiempo sobrepasando la línea. Maduremos ya, adultos y niños, todos.

domingo, 2 de junio de 2013

"Lo bueno que un día hicimos juntos, siempre quedará"

Una vez más este año, llegamos al final de algo, pero no de cualquier cosa. Nadie desde fuera puede entender lo que es estar ahí, en ese escenario diciendo unas cuantas frases sin sentido que a los dos días borraremos de nuestra cabeza (o no).

Para los que llevamos 14 años, los que entramos por primera vez en clase de teatro con solo 4 añitos a nuestras espaldas, acabar ayer esta obra ha sido el final de una etapa más que importante en nuestras vidas. Dejamos atrás un montón de cosas, miles de sonrisas, de carcajadas y de buenos momentos; dejamos atrás a un montón de compañeros de los que sabemos poco o casi nada y a otros que seguimos viendo cada día; dejamos atrás comidas en teatro porque la obra necesita ensayos... en definitiva, dejamos atrás todo eso que hace que el teatro sea lo que es.

Son muchos los recuerdos que me vienen a la cabeza al pensar en esa clase, desde infantil hasta ahora, como "actriz" y como "ayudante" recordando cuando era yo la enana a la que ayudaban a hacerse un moño... 

Quizá lleve una semana entera viendo acercarse este momento y no queriendo admitirlo, incluso al acabar la última obra, nuestra última obra como alumnos, cuesta darse cuenta de que ya se ha acabado, aún viendo a Willy llorar. Es posible que necesitemos unas horitas o unos días más para ser completamente conscientes de que esto se ha acabado.

Igual es obvio por la cantidad de cosas inconexas escritas hasta ahora pero es difícil plasmar todo lo que significa esto en unas cuantas palabras pero lo que sí tengo claro es que hay mucho que agradecer a dos personas que han estado siempre ahí, porque sin ellos nada habría sido igual o simplemente no habría sido, así que muchas gracias a Puri y  Willy por todo lo que, sabiéndolo o sin saberlo, han hecho por nosotros y por mí. Agradecer también a todos los compañeros que estuvieron ahí desde que yo era solo una renacuajo que andaba perdida entre telas y aros.... y a los que este año me han demostrado que las familias tienen muchas caras y formas de ser, porque cuando creces en esta actividad, sin pretenderlo, te das cuenta de todo lo que pueden significar un par de horas por semana.

Y sin quererlo, este año, rodeada de cambios continuos e inesperados a la vez que esperados, me he dado cuenta de todo lo que es esto para mí que llevo, como quién dice, toda la vida en esa clase, porque lo siento para los que no lo entiendan porque no saben lo que se pueden llegar a perder.

Son demasiadas las cosas que he aprendido, las que me quedan por aprender; muchas las cosas que agradecer y muchos momentos que guardar para mí los que he ganado con teatro así que solo nos queda esperar que el año que viene sea posible seguir, como mínimo, pasándome por la clase aunque, por descontado, cuento con poder volver como aquella enana de 4 años. En definitiva, esto no es una adiós, digamos que es un simple "Hasta luego".



lunes, 27 de mayo de 2013

Echar de menos a alguien no es estar llorando por esa persona todo el día. Es tener a alguien que, en un momento importante, quisieras que estuviese ahí, a tu lado y no solo metafóricamente sino también físicamente rozándote la ropa o simplemente sonriendo. 
Pero no solo echamos de menos personas o cosas, también echamos de menos segundos que se nos escaparon de las manos, escurriéndose entre los dedos. Momento concretos de nuestra vida que ya no están, quizá el roce de esa hierba en nuestros pies o el agua del mar cuando nos salpica alguien desde la orilla.
Echar de menos es, en definitiva, duro y doloroso, es no tener algo que quieres, a alguien que falta. Pero sobre todo, echar de menos es la prueba de que alguna vez, fuimos inmensamente felices y ahora la causa de esa felicidad está lejos.

sábado, 25 de mayo de 2013

Podíamos pasar de los gritos más feroces a los besos más arrebatadores, de matarnos con miradas a arrancarnos la ropa sin contemplaciones. Podíamos alcanzar el cielo tan solo un instante después de haber vivido el infierno más absoluto.
 Estiramos todo lo que pudimos nuestro tiempo, sin embargo, una vez que las cuchilladas se volvieron insoportables, el tiempo se rompió.

domingo, 19 de mayo de 2013

Es hora de volar del nido.

Es curiosa la forma en que pasa el tiempo, en que vemos la vida según vamos creciendo. Cuando apenas somos unos niños que acabamos de llegar a nuestro nuevo "cole" con nuevos y, ya a estas alturas, viejos compañeros que nos acompañan desde la guardería. Como poco a poco vamos haciendo recuerdos vagos y algo irreales, pero recuerdos al fin y al cabo.
Vamos poco a poco subiendo las escaleras y con alguna bronca y muchas sonrisas, nos vamos haciendo mayores, sin quererlo, sin pretenderlo.
Cambiamos incluso de edificio sintiéndonos los mejores y siendo, a la vez, unos enanos, creyéndonos que podemos hacer lo que nos venga en gana.
No nos damos cuenta hasta que entramos en ese pasillo que ya se acaba, lo que ha sido nuestra vida hasta ese momento se acaba. Se acabaron las tardes saliendo a prisa cargados con la bolsa de entrenar, corriendo para no llegar tarde. Se acabaron los mediodías en teatro porque la obra necesita ensayos. Se acaban los partidos a primera hora de la mañana y los recreos deseando poder ir al patio de los mayores. 
Se acaba, en definitiva, todo lo que hemos conocido hasta ahora y, aunque todos lo estamos deseando y nadie se atreve a decirlo demasiado alto, tenemos miedo de lo que pueda pasar más allá de esas puertas verdes. Sabemos que no tendremos esa sonrisa de buenos días ni esos cuidados cuando nos encontramos mal que nos dan en portería. Sabemos que no tendremos más a todos los profesores ahí, que aunque muchas veces no recurramos a ellos y otros muchas lleguemos incluso a creer que les hemos cogido odio, sabemos que están. Porque es difícil, aunque no lo creamos llegar a sentir que la familia puede ser algo distinta a lo que conocemos en nuestras casas.
Está claro que no toda nuestra vida está entre esas paredes, pero he de admitir, a título personal, que una gran parte de los muchísimas cosas buenas, y también algunas de las malas, las tengo por ese lugar, por esa gente. Ya no solo hablamos de la educación y todo lo aprendido, hablamos de la gente, de los recuerdos, de un montón de historias que contar y con las que arrancar sonrisas. Porque al fin y al cabo, media vida está ahí dentro y eso solo lo entienden quienes llevan toda la vida ahí.

viernes, 17 de mayo de 2013

Hay cosas que no se entienden desde fuera e incluso, algunas que cuesta entender desde dentro. Quizá solo dos años no basten para entenderlo del todo pero es verlas y saber que hay mucho más de lo que nos podamos imaginar porque si hay un grupo de chicas llorando a lagrimones tras un partido ganado es porque detrás de ese partido, detrás de ese grupo de chicas hay mucho más y es todo eso lo que no se entenderá nunca. 
Porque es un montón de gente que nos enseña que aunque las cosas no siempre son fáciles, que aunque hay un montón de momentos duros y otros en los que sientes que no hay nada que pueda derribaros, a veces, por no decir siempre, merece la pena seguir.
Sigo diciendo que solo soy una recién llegada y, sin embargo, ellas han conseguido que me sienta como en casa, ellas hicieron
que todo ese miedo que me llenaba el día en que mi entrenador me dijo que al año siguiente ellas serian mis compañeras, desapareciera.
Son demasiadas cosas que agradecer y pocas palabras para hacerlo, así que mejor estar en silencio.


martes, 30 de abril de 2013




Yo te comía con la mirada cada mañana, cuando me giraba tímida en la cama, envuelta en una ligera sábana blanca y tú estabas ahí, tranquilamente, mirándome cómo solo tú hacías, como nadie ha vuelto a hacer.
Luego lentamente me desperezaba y tú, sin inmutarte, me recorrías con la mirada, esa sonrisa torcida pintada en la cara. Y sin más murmurabas un "Buenos días" tímido. 
Así eran nuestros amaneceres, tímidos y sencillos. Día tras día, compartiendo miles de miradas que se perdían entre las sábanas.
Es curioso como pasa el tiempo, como aparentemente se acerca un hecho que se abalanza sobre nosotros y nos asusta, nos agobia. 
Es curiosa la manera en la que, al final logramos superarlo,  cómo algo que nos parecía insalvable, que acabaría con nosotros, se convierte en parte de nuestra vida, nos ha hecho más fuertes al demostrarnos que no todo lo que asusta y se abalanza es realmente tan horrible como se espera.
Quizá sea difícil de comprender o simplemente de atisbar porque algo tan corriente como el paso del tiempo, no se puede explicar con cuatro palabras tontas, al fin y al cabo nunca se entenderá que es lo que cambia en nosotros  y nos permite superar lo que sea.

jueves, 25 de abril de 2013

Albondiguilla adelgazada.

Hay veces que sobran las palabras. Una vez más aquí estoy tirada delante del ordenador dedicándole una entrada que no es ni la mitad de lo que se merece. 
Llegados a este punto de nuestras vidas, bachillerato, libros y miles de apuntes (que me molestan más a mi que a él) no sé qué me queda por decirte. Diecisiete años son muchos años aunque no los suficientes para hacer muchas cosas de las que quiere hacer, que conociéndole seguro que ya ha hecho.
Jamás pensé que esa albondiguilla podría llegar a ser lo que es, más para mí que yo para él, el peso de lo que me aguanta es mayor de lo que pesaba él cuando nos conocimos y aún así, inexplicablemente, me dio por aguantarle y hasta ahora.
Algún día espero entender el porqué de que sigamos como hace tres años, pero hasta entonces, tocará disfrutar hasta que se canse de mí.
Disfrútalos que en el fondo te los mereces. 
(Prometo un regalo peludo y decente, promesa de amiga de albondiguilla)

sábado, 20 de abril de 2013

Que vuelva lo que nunca vino.

Me moría de ganas por sentirle a mi lado, por notar sus dedos peleando con los mios, por ver como uno se escapa para colocar un mechón rebelde tras la oreja.
Al mismo tiempo, sentada ante un montón interminable de apuntes, mientras el sol se colaba por mi ventana y se posaba sobre mis piernas deseosas de verano en esos vaqueros que a él tanto le gustaban, me moría de ganas porque apareciera en el umbral de mi puerta con esa sonrisa torcida que era tan suya.
Nada podía ser más diferente a lo esperado apenas un año antes, allí mismo, en aquella habitación, habíamos pasado las largas tardes de junio, perdidos entre miles de folios recubiertos de fórmulas y dibujos, deseando encontrar sentido a un montón de letras y números entremezclados, cruzados con algún beso inesperado y miles de caricias interrumpidas. 
Volver a aquellos meses en los que sus manos se perdían entre camisetas flojas y deportivas rotas, en los que su mirada se sumergía en el cielo azul deseando pisar la cálida arena. Aquellos meses en los que los vaqueros cortos y las asas prometían verano, calor y lo inesperado...

viernes, 5 de abril de 2013

Todas esas cosas que nunca sucedieron.

La rabia me hizo explotar y decirle a la cara todo lo que llevaba callándome durante meses.
 Quizá me pasé de la raya o quizá no.
Tal vez debí callarme cuando tuve la oportunidad.
 Es muy posible que no debiera decirle que estoy harta de su comportamiento de chiquilla egocéntrica, es más que probable que en el momento en el que le dije que todos mis problemas eran por su culpa...debiera haberme cosido los labios.

martes, 26 de marzo de 2013

Demasiadas ideas agolpadas como para decidir qué sacar. ¿Nos quejamos de todo? ¿Intentamos ser optimistas? ¿Lo mandamos todo a la mierda? ¿Le plantamos cara?
Así de claro lo escribo, me aburre la gente, la ciudad, los libros, las pelis, la tele... me aburre el mundo en general y esa manía de la multitud de seguir la rutina que nos mata por dentro.
 Que igual todo son impresiones mías y el mundo ha cambiado de rumbo, pero aquí estoy yo, hasta el gorro de todo y con ganas de mandaros a la mierda, pero no lo voy a hacer porque entonces me miraríais mal. ¿qué coño? 
A LA MIERDA TODOS.

jueves, 7 de marzo de 2013

Estoy bloqueada. Bloqueada hasta el punto de no ser capaz de aislarme de mis propios pensamientos. Cada vez las noches duelen más. 
"Una enamorada más" podría pensar cualquiera que me leyera ahora mismo, lo siento pero no, esta vez no hay nadie que nos haga estar así y quizá sea ese el problema, que no hay un causante externo que nos haga llorar y temer al momento de tener tiempo para pensar. Porque si ese fuera el problema, la solución sería relativamente fácil, olvidar una vez más y tirar para delante.
Pero esta vez las cosas no son tan sencillas. Cuando creíamos que ya habíamos superado nuestro bache no encontramos frente a una montaña entera. Cuando pensamos que ya no se repetiria, se repite una y otra vez, empeorando por momentos.
Quizá el problema seamos nosotros, incapaces de borrar todo lo que nos mata poco a poco por dentro. Incapaces de matar nuestros complejos o por lo menos anularlos en lugar de ampliarlos hasta que nos convertimos en un defecto con piernas.
Cuando llegas a puntos exagerados, cuando ya no sabes ni cómo mirarte, ni cómo hablar sin sentirte mal, cuando las cosas han llegado a un punto doloroso y temes que lleguen las noches y la oscuridad. Es en ese momento en el que un corte con un cuchillo es menos doloroso que lo que sientes a la altura del estómago.

jueves, 28 de febrero de 2013

A veces vemos a alguien y antes de que siquiera pueda abrir la boca, ya sabemos que lo que va a salir de ella no nos va a gustar, que serán tonterías que no nos interesarán. 
Muchas veces no somos conscientes de que detrás de cada sonrisa se esconde algo que queremos ocultar, que no se vea jamás por nadie. Pequeñas y grandes cosas que solo conocen unos cuantos, si llega a haber alguien que lo conozca.
Mucha gente que se tapa con sonrisas, con miradas que se pierden en el suelo y largos suspiros que aplacan todo lo que lucha por salir.
Gente que está recubierta de complejos tapados con simples apariencias. Miles de cosas que nunca saldrán a la luz por miedo a un "tú eres tonta". Porque si ese "tonta" sale de quien no debe, puede doler. Miedo a esas risas que nunca sabrá si son contra ella pero que en su cabeza le producen un millón de quebraderos. Miedo a perder a la gente que tiene a su lado. Una inseguridad infinita ante todo lo nuevo, todo lo antiguo y, en definitiva, ella misma.

Llega un punto de nuestra vida en el que cambiamos hasta un punto en el que ni nosotros mismos nos reconocemos.
Nuestra manera de afrontar los problemas. Nuestros mismos problemas ya no son los mismos.
Porque en el fondo, ni nosotros mismos somos los mismos.Y aún más al fondo nos echamos de menos.

martes, 26 de febrero de 2013

Como una pluma bailando en el viento.

Sus descripciones eran únicas, nadie definía las cosas con la sencillez  con la que ella conseguía hacerlo. 
Un día me sorprendí a mi mismo pensando en ella como la chica "más bonita que un cielo azul de verano". Jamás llegué a saber qué me llevó a pensar en ella así, pero aquí estoy, sentado a la orilla del mar, dejando que el agua acaricie mi pálida piel.

martes, 12 de febrero de 2013

Dicen que el invierno empieza con las lluvias, con el frío... dicen que sólo es una estación del año entre el otoño y la primavera, la opuesta al verano.
Pero como en todo, las opiniones pueden ser diversas, hay quien siente que es un estado de ánimo una forma de ver el mundo, de sentirse a uno mismo, que nada tiene que ver con la temperatura o la humedad.
En días como hoy es en los que no sé ni qué sentir. Estoy demasiado confusa para saber que hacer conmigo misma, no sé lo que quiero ni lo que busco, ni siquiera sé lo que realmente tengo.
En días como hoy es en los que me replanteo todo lo que sucedió y lo que está por suceder.
No sé ni lo que siento dentro de mi acomplejado ser porque en el fondo no sé ni quién soy.
Hoy es uno de esos días en los que la lluvia y el frío se mete dentro de nosotros, no nos deja pensar con claridad, ni concentrarnos... nos llueve dentro mientras el frío se refugia en nuestros huesos.
El futuro es bastante incierto y el tiempo que durará el invierno nadie lo sabe, pero supongo que toda abrigarse y tirar hacia delante.

domingo, 10 de febrero de 2013

Dónde poner los límites de mi propia descripción es casi tan difícil como estar bajo la lluvia y no mojarse.
Enamoradiza jamás enamorada, diferente al resto, aunque precisamente eso es lo que me hace igual a ellos. 
Una tarde de trabajo y música, mi música, un poco de todo, vale más que televisión y móvil.
Perezosa hasta un  punto desesperante aunque ansiosa de hacer mil cosas nuevas y conocer mil lugares y personas. Deseosa de comerme el mundo en unos cuantos bocados.
Vivo a mi ritmo, no me gusta que me insistan en cosas que no quiero. Odio que me llamen a comer varias veces, igual que odio que me manden recoger cuando lo pensaba  hacer más tarde, como he dicho: a mi ritmo.
Devoro libros a la misma velocidad que el chocolate negro.
Muero de cosquillas con el simple roce de un dedo. Soy malhablada aunque disimulo cuando hace falta.
Muy desordenada en todo, hasta en sentimientos.
Vivo en una confusión constante y una lucha permanente cerebro-sentimientos.
Cambio de opinión sobre ciertas cosas más rápido que de ropa y no me aclaro ni con mis principios.
Me encantaría ser artista aunque sé que no lo conseguiré así que aplico un "de ilusiones también se vive" como con el resto de mi vida.
Me niego a soltar un "amiga de mis amigos".
Insegura hasta la médula.

domingo, 3 de febrero de 2013

El orgullo lo mata todo. Empezó por aquella tarde en la que no me despedí, en la que me quedé sin ese beso por el que me derretía. Terminó en aquel amanecer que me dejó sola bailando en la arena de una playa lejana y abandonada. Empezó contigo y terminó por mi, porque ahora soy yo la que se queda sola, perdida entre las sábanas que solían hacernos compañía a ambos en nuestras noches y en nuestros amaneceres, las que nos acompañaron en cada beso, en cada caricia, en cada sonrisa.

jueves, 31 de enero de 2013

Pasar horas y horas tumbada a tu lado, con mi cabeza sobre tu pecho mientras tus dedos se entremezclan con mi pelo. Dejando a mi dedo deslizarse sobre tu antebrazo, dibujando líneas invisibles.Cerrar los ojos y dejarme llevar por el momento, por el ritmo de tu respiración.
Imaginar el rumbo que seguirá tu mano hasta perderse entre el calor en un bolsillo de unos vaqueros que no son los tuyos. Tus labios peleándose con los mios en una lucha que ninguno quiere acabar.
No veo sentados. Tú detrás, rodeándome con tus piernas mientras me acaricias el muslo que se pierde en una camisa demasiado grande para mi. Mientras me murmuras al oído historias que olvidaré en cuanto abandone la habitación, mientras sonrío.

Pero solo eso: imagino. Quizá el tiempo nos permita vivirlo o quizá no.

martes, 22 de enero de 2013

La vida es un caos. Un caos de cosas buenas mezcladas con cosas malas.
De risas con lágrimas, de cortes de respiración y de un ritmo agitado. De placer y sufrimiento. De bienvenidas y de despedidas.
La vida es un caos que nos hace reir mientras lloramos como nunca y ponernos tristes en el día más feliz de nuestra vida.

Un caos rápido y desordenado, que nos confunde, que nos duele.