Agobio, frustración, ansiedad, lágrimas, dolor, decepción… tocan tiempos difíciles. La
verdad, he empezado a escribir sin saber cómo iba a terminar, puesto que
últimamente tengo esto, que tanto me gusta, bastante abandonado. La inspiración
que antes me llegaba de cualquier detalle tonto de nuestro mundo parece haberse
desvanecido; parece que se ha creado una barrera de toda clase de terribles
sentimientos entre yo y el resto del mundo, una barrera impenetrable e
increíblemente perfecta, ya que no he encontrado ni una sola grieta en ella. Y como
estoy cansado de esta situación, he decidido resquebrajar esta pared para volver a ser
yo mismo e impedir que mis ojeras, agobios y desilusiones acaben con la mejor faceta
de mi personalidad. He decidido resquebrajar esa barrera porque mi vida es más que
un puñado de datos impresos en unos cuantos libros de texto. He decidido
resquebrajarla porque al otros lado hay gente que puede, quizás si o quizás no, que se
sienta abandonada, gente que me importa y, gente a la que le importo. Finalmente
he decido resquebrajar esa barrera para que llegue a mí un poco de luz, un poco de
aire, un poco de fuerza para conseguir pasar este largo camino cada vez más oscuro.
Tan oscuro que desde que entré en el, he dejado de lado lo que más me gusta en el
mundo, ese algo que a nadie le importa, algo tan inconsciente que ningún ser de la
tierra se ha parado a pensar lo importante que puede llegar a ser, y nadie se va a dar
cuenta hasta que llegue el momento en que falte, y hoy, yo me he dado cuenta que
hacía mucho tiempo que no sonreía, me he dado cuenta de que hacía muchísimo
tiempo que no sentía mis ojos vidriosos en los que se reflejaba felicidad, hacía tanto
tiempo en que no me caían lágrimas que creo que casi me había olvidado de cómo
era eso llamado llorar. Lo peor de esto es que esas gotas que brotaron del lacrimal de
cada uno de mis ojos se llevaron, paulatinamente, esa felicidad momentánea, que
lleno todo mi ser unos breves instantes… Ahora toca volver a la realidad, sigo en ese
camino oscuro en el que por mucho que busco no encuentro ni un ápice de luz, sigo
rodeado de esa barrera que, sin éxito, he intentado romper, sigo con el corazón en
un puño y la mente rodeada de datos, y la parte más amarga de todo esto es que en
mi rostro no hay ni rastro de una verdadera sonrisa.
La verdad, no espero que nadie entienda lo que escribo, y si alguien lo entiende
puede sentirse orgulloso, orgulloso de conocerme casi tanto como yo me conozco a
mí mismo. Sé que son tiempos difíciles, sé que estoy envejeciendo a pasos
agigantados, y también sé que corro un riesgo importante, porque quizás, nada de
esto, tenga vuelta a atrás. Sin embargo, algunos dicen que el primer paso para superar
un problema es saber que lo tienes. Yo, para ser sincero, no sé si es un problema o
simplemente, que en apenas unos pocos meses, mi vida ha cambiado tanto que no la
reconozco. Peligroso tal vez, y arriesgado sin duda, pero saber algo con certeza no
implica que sea cierto, pues para algunos, entre los que me incluyo, la verdad es
relativa. Aunque hoy por hoy, lo único que de verdad sé es, que mire por donde mire, me toca romper barreras invisibles, iluminar caminos oscuros y pasar tiempos
difíciles pero, afortunadamente, finitos en el propio tiempo.
Esperemos que en algún momento vuelvan a aparecer grietas en el cristal. Luchemos
para que llegue la luz a los lugares más sombríos, y finalmente miremos el reloj para
que el tiempo pase rápido… tan rápido como el buenamente pueda.
Tiempos Difíciles By Ceive.