Una hoja perdida en el otoño.

 

"Siempre serás mi debilidad". Soltaste mi mano. Saliste de mi vida. Sutil y directo. Como eres tú.

'La vida me ha enseñado muchas cosas... Me enseñó que en los peores momentos, es donde conocemos a las mejores personas. Que no hay que buscar el amor, él nos encuentra a nosotros. Que quien te quiere, te busca. Si alguien realmente te ama, no sólo lo va a decir sino que lo va a demostrar. Que por más que nos hagan daño, siempre habrá alguien dispuesto a curar nuestras heridas. Que tener un bonito físico no sirve de nada si no tienes bonitos sentimientos. Que es mejor sufrir por amor, que amar por miedo a sufrir. Y que a pesar de todo... aunque no nos demos cuenta, siempre habrá un motivo para sonreír'.

(http://www.twitlonger.com/show/jriatv)

Una hoja perdida en el otoño.

"¿Sierra? ¿Eres tú?"

Esas tres palabras con las que soñaba, escucharlas tras cada esquina, en cualquier tienda, al chocarme con un desconocido por la calle.

Empezaba a asustarme con mis propios pensamientos, sentia que jamás llegaria a olvidarle, nunca se convertiria en un mero recuerdo.

..."My Sierra"...*

Y aunque la promesa de este blog era algo de optimismo rebosando por cada esquina, en esta temporada no puedo cumplirla ¿La razón? Nadie la conoce, ni siquiera yo. Será cosa del invierno, frio y lluvia. Un tremendo sentimiento de "morriña" hacia toda esa gente que no tenemos a nuestro lado y que nos hace ser quien realmente somos. Porque en un día como hoy cuando se abren ante nosotros infinitas posibilidades, sé que la única que me haría completamente feliz seria estar entre ellos, a kilómetros de aqui. O quizá a no tantos quilómetros, pero sí en los brazos adecuados. 

Porque a estas alturas, ya no sé ni lo que siento, ni a quien quiero tener realmente a mi lado, ni lo que debo decirle al mundo para que "fluya".

No sé ni que opinar sobre echar la vista atrás, sobre recorrer lo andado, sobre repetir los "errores", y sí entre comillas, porque cuando algo nos hace felices hasta rabiar... no tengo claro que se (te/os) pueda considerar un error.

*Sonando y haciéndome recordar

Una hoja perdida en el otoño.

Jamás fuimos de tonterías de enamorados, nunca tuvimos una canción solo nuestra, ni un lugar donde reencontrarnos tras cada pelea. Jamás tuvimos un sueño común, ni buscamos llegar a más.

Quizá fuera todo eso lo que nos mató, o quizá no, nunca lo sabremos, al fin y al cabo ahora solo somos unos desconocidos que se conocen más de la cuenta. 

Pasará el invierno, el frio, que se encargará de helar nuestros sentimientos, con algo de suerte, lo suficiente para que no vuelvan a brotar con la primavera.

Una hoja perdida en el otoño.

Cierro los ojos. A pesar de todo este tiempo puedo recordar el ritmo de tu respiración, el tic-tac de tu reloj.

Una hoja perdida en el otoño.

Pienso en tus labios sobre los mios. La forma en que me separabas ese mechón de pelo travieso tras la oreja, con una delicadeza que solo tu lograbas.

Como sonreías a tan solo unos centímetros de mi nariz, antes de rozarla con la tuya, arrancándome una sonrisa. Como me mirabas cuando pensabas que yo no me enteraba.

Esos miles de abrazos y caricias que se perdieron entre unas sabanas cualquiera, una noche cualquiera.

Pienso en todo esto y en mil cosas más mientras me arreglo. Me coloco ese mechón como a ti te gustaba. Me pongo esa blusa, cojo esos zapatos. Bajo esas escaleras sonriente como nunca, pero no como siempre. 

Salgo del portal, un beso rápido y de vuelta a la rutina, lo de siempre. 

Ojalá la persona que va de mi mano fuera otra, fueras tú.

Queremos ser los mejores, pero luego nos rendimos a la mínima.
Queremos ser felices, pero tememos arriesgar.
Queremos ser grandes, pero poco a poco nos volvemos pequeños.
Queremos tener a alguien, pero cuando está lo dejamos ir sin luchar.
Queremos estar solos, pero siempre acabamos buscando un abrazo.


Tal vez cambiemos demasiado de opinión.
Tal vez, y solo tal vez, nos hayamos dado cuenta de que no todo ha cambiado dentro de nosotros, que seguimos siendo los mismos. Sintiendo lo mismo.
Queriendo lo mismo.

                                 

Respira hondo.

Date cuenta que, a veces, 

es mejor arriesgar.

De vez en cuando

se gana.

Y un año más estamos hasta arriba de trabajo, sin saber que hacer con nuestras vidas y sintiendo que necesitamos un descanso, pero a la vez, mientras descansamos sentimos que perdemos un tiempo valioso que se escapa entre nuestros dedos.

Quizá, a estas alturas del comienzo de un curso horrible, solo nos quede respirar profundamente y tirar pa' delante, con la cabeza bien alta y sin dejar que nada nos hunda.

Suena a imposible.

Suena a imposible, pero también hay imposibles que suenan.

Suenan a levantarnos cada día con ganas de más, con ganas de hacer algo distinto, algo que nos llene de satisfacción, algo que ayude al resto del mundo. 

Nos desperezamos en la cama, enredados en las sábanas, deseando acostarnos con la satisfacción de poder decir: hoy ha sido un gran día.

Porque al fin y al cabo lo único que nos interesa es encontrar algo que nos permita dormir con la conciencia tranquila. 

Suena egoísta, al fin y al cabo lo único que se busca es nuestra sonrisa, pero a veces, solo a veces, hay que ser egoístas.

Pequeñas cosas*

 
*que invitan a soñar

supongomos que nos quedamos sin ideas, no hay mucho por decir que no se haya dicho ya, porque aunque se intente ser optimista a veces cuesta. Supongamos que cuando caes mil veces por lo mismo, semana tras semana, se hace difícil seguir levantándonos. Pero eso nos obliga a seguir haciendolo porque nadie va a vernos caer.

La misma historia de siempre

Porque no todo es lo que parece.Deseamos, imaginamos, nos ilusionamos y, finalmente, caemos de nuevo. Pero como ya estamos acostumbrados a ello, nos levantamos con la esperanza de que poco a poco nos caigamos menos y que cuando lo hagamos nos cueste menos levantarnos.

Como una pluma bailando en el viento.

Habían pasado meses. Aunque parecian décadas.

Dolia como si fuera un corte en la piel recién hecho y aún palpitante. 

Ocupaba el mismo espacio que el vacío, todo y a la vez nada.

Dolía pero al mismo tiempo creaba adicción, era placentero.

Recordaba, día tras día, todos esos momentos vividos y cuando menos me lo esperaba, como todo cuando ella estaba por medio, aparecía alguno nuevo, alguno olvidado.

Recordaba como cogía mi cara entre sus manos para dibujar muecas con mi boca. Cómo me acariciaba la mejilla con esos dedos... y me sonreía.

Inevitable olvidar esa última mirada, antes de ese último beso. Como encoge los hombros, dando a entender un: sabíamos que pasaria.

Ambos lo sabíamos. Conociamos el secreto de nuestra final, y sin embargo, nos dejamos llevar. Lo dimos todo por algo que ahora nos desgarra por dentro con cada recuerdo, y aún así recordamos día tras día.

Y así sin quererlo el viento paró y la pluma dejó de bailar.

 

Mi talón de Aquiles

A veces, sentimos demasiado. Tanto que es difícil de sacar todo, hasta que un día estalla en forma de lágrimas.

Pero no te engañes, eso no me hace frágil, al contrario, te demuestra a ti que soy capaz de sentir. ¿Qué me demuestra a mi que tu puedes hacerlo?

Todo son matices*

Sabes que no puedes más, que no aguantarás ni un segundo más. Lo notas en las piernas, que flojean, lo notas en los pulmones que no alcanzan a coger aire... lo peor: lo notas en la cabeza, cuando la debilidad llega ahí, y en los ojos que se humedecen.

Sientes que se te viene el mundo encima, no hay nada que pueda detenerlo y un día, de golpe y sin esperarlo, caes.

Pero de pronto llegas a casa, muerta de hambre, y encuentras lo inesperado, esta vez en forma de sobre. Un pedazo de papel que te arranca unas cuantas carcajadas seguidas y que te llama a ver la vida con un puntito más *de luz.

(Gracias por ser ese matiz, hoy al menos)