Se sentó frente a todo el trabajo que sabía que debía hacer. Lo miró, respiró profundamente y lo apartó. Así, arrepentida y deseosa, sacó su cuaderno y un lápiz, se recogió la larga melena en un moño improvisado del que caían algunos mechones traviesos y se tumbó en el suelo mientras sonaba música de fondo, su música. Dejó que el lápiz bailara sobre el papel y dibujara todos aquellos vestidos que soñaba con tener entre sus manos.
lunes, 25 de noviembre de 2013
domingo, 24 de noviembre de 2013
Se moría de ganas de ganas de verla por fin. Llevaban semanas sin saber nada el uno del otro, ni una palabra. Había sido imposible y aún no sabía como había logrado hacerlo, como había conseguido permanecer en su aburrida ciudad y no cogerse el primer tren con destino a ella, a sus labios... Unas manos frías le tapan las ojos de pronto, muy frías en aquel invierno helado. Una boca le susurra un "Buenas noches".
Él se gira lentamente con los ojos aún cerrados y espera, apenas una milésima de segundo, hasta que ella le besa como nunca.
Poco a poco va abriendo los ojos y allí está ella, más guapa que nunca, tan diferente como siempre. Algo se ha hecho en el pelo, desde luego ese no es su color, se ha comprado unas gafas nuevas y ese gorro nunca le había quedado tan bien.
Brazo por el hombro.
Brazo por la cintura.
Camino a casa. Juntos. Una vez más.
Tiempos Difíciles:
Agobio, frustración, ansiedad, lágrimas, dolor, decepción… tocan tiempos difíciles. La
verdad, he empezado a escribir sin saber cómo iba a terminar, puesto que
últimamente tengo esto, que tanto me gusta, bastante abandonado. La inspiración
que antes me llegaba de cualquier detalle tonto de nuestro mundo parece haberse
desvanecido; parece que se ha creado una barrera de toda clase de terribles
sentimientos entre yo y el resto del mundo, una barrera impenetrable e
increíblemente perfecta, ya que no he encontrado ni una sola grieta en ella. Y como
estoy cansado de esta situación, he decidido resquebrajar esta pared para volver a ser
yo mismo e impedir que mis ojeras, agobios y desilusiones acaben con la mejor faceta
de mi personalidad. He decidido resquebrajar esa barrera porque mi vida es más que
un puñado de datos impresos en unos cuantos libros de texto. He decidido
resquebrajarla porque al otros lado hay gente que puede, quizás si o quizás no, que se
sienta abandonada, gente que me importa y, gente a la que le importo. Finalmente
he decido resquebrajar esa barrera para que llegue a mí un poco de luz, un poco de
aire, un poco de fuerza para conseguir pasar este largo camino cada vez más oscuro.
Tan oscuro que desde que entré en el, he dejado de lado lo que más me gusta en el
mundo, ese algo que a nadie le importa, algo tan inconsciente que ningún ser de la
tierra se ha parado a pensar lo importante que puede llegar a ser, y nadie se va a dar
cuenta hasta que llegue el momento en que falte, y hoy, yo me he dado cuenta que
hacía mucho tiempo que no sonreía, me he dado cuenta de que hacía muchísimo
tiempo que no sentía mis ojos vidriosos en los que se reflejaba felicidad, hacía tanto
tiempo en que no me caían lágrimas que creo que casi me había olvidado de cómo
era eso llamado llorar. Lo peor de esto es que esas gotas que brotaron del lacrimal de
cada uno de mis ojos se llevaron, paulatinamente, esa felicidad momentánea, que
lleno todo mi ser unos breves instantes… Ahora toca volver a la realidad, sigo en ese
camino oscuro en el que por mucho que busco no encuentro ni un ápice de luz, sigo
rodeado de esa barrera que, sin éxito, he intentado romper, sigo con el corazón en
un puño y la mente rodeada de datos, y la parte más amarga de todo esto es que en
mi rostro no hay ni rastro de una verdadera sonrisa.
La verdad, no espero que nadie entienda lo que escribo, y si alguien lo entiende
puede sentirse orgulloso, orgulloso de conocerme casi tanto como yo me conozco a
mí mismo. Sé que son tiempos difíciles, sé que estoy envejeciendo a pasos
agigantados, y también sé que corro un riesgo importante, porque quizás, nada de
esto, tenga vuelta a atrás. Sin embargo, algunos dicen que el primer paso para superar
un problema es saber que lo tienes. Yo, para ser sincero, no sé si es un problema o
simplemente, que en apenas unos pocos meses, mi vida ha cambiado tanto que no la
reconozco. Peligroso tal vez, y arriesgado sin duda, pero saber algo con certeza no
implica que sea cierto, pues para algunos, entre los que me incluyo, la verdad es
relativa. Aunque hoy por hoy, lo único que de verdad sé es, que mire por donde mire, me toca romper barreras invisibles, iluminar caminos oscuros y pasar tiempos
difíciles pero, afortunadamente, finitos en el propio tiempo.
Esperemos que en algún momento vuelvan a aparecer grietas en el cristal. Luchemos
para que llegue la luz a los lugares más sombríos, y finalmente miremos el reloj para
que el tiempo pase rápido… tan rápido como el buenamente pueda.
Sabía que se estaba equivocando al tomar aquella decisión, pero una vez más sabía que debía dejarla equivocarse a su ritmo. Ella descubriría que aquello no era lo que debía hacer y entonces, como por arte de magia, una luz le demostraría lo que realmente le haría feliz. Podía tardar días, meses, años o tan solo unos minutos, pero ella volvería como siempre hacía, con la cabeza gacha y los ojos rojos de llorar al descubrir lo que había hecho. Un par de palabras de ánimo, acertadas y concretas y para delante, así de simple.
sábado, 23 de noviembre de 2013
Y cuando te das cuenta de que la gente se mira el ombligo como única meta en su vida, es entonces cuando eres consciente de en qué nos hemos convertido poco a poco, en qué nos han convertido. Un montón de "personas" dispuestas a pisotear a todos y todo para conseguir nuestros caprichos. Tenedlo en cuenta, pensadlo.
martes, 19 de noviembre de 2013
Era otro mundo, una vida aparte en la que podían crear su día a día sin que a nadie le importase, sin que hicieran comentarios bocas inútiles incapaces de entender algo más allá de sus propios ombligos.
Ellos, sin embargo, callaban, callaban todo aquello que se demostraban mundo a mundo, momento tras momento.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Día a día nos han ido enseñando que debemos luchar por aquello que queremos, por aquello que nos apetece lograr por encima de cualquier otra cosa. Sin embargo, en todos esos escritos que hablan de deporte, de arte, de futuro... nadie nos dice que es más que probable que nos crucemos con unos cuantos impresentables que, no es que nos pongan trabas para lograr lo que anhelamos, si no que simplemente, en vez de cogernos de la mano, pegarnos unos cuantos berridos y tirar de nosotros cuando no podemos con el alma nos dejan, para que ya nosotros pensemos lo que queramos. Sin darse cuenta, claro está, que lo primero y lo último que se nos va a pasar por la cabeza es que no valemos para ello, que nos dé por rendirnos día a día.
sábado, 2 de noviembre de 2013
Poco a poco, con cuidado, vamos girando la cabeza. Con miedo de descubrir todo aquello que hemos ido dejando atrás en el camino, todo aquello de lo que nos hemos desprendido queriendo o sin quererlo, como por error.
Nos damos cuenta de que nos faltan algunas personas, gente con la que acostumbrábamos a pasar horas y horas que se ha borrado del mapa para ser, en el mejor de los casos, un puñado de minutos al año. Gente que nos falló o a la que fallamos, o simplemente gente que está a demasiados kilómetros como para estar tan presente como nos gustaría. Gente que parece habernos olvidado, alegando que es ley de vida.
Pero también nos damos cuenta de que no nos faltan algunos que han estado desde siempre y otros que, con algo de esfuerzo, se han cargado la distancia, por grande que fuera, para poder disfrutar día tras día, de un buen puñado de sonrisas, con ese poder que solo nuestra gente tiene para darnos un giro a las emociones.
Por todos ellos, hoy.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)