jueves, 19 de enero de 2012

Siempre hay tiempo para*

No es nada nuevo saber que la vida cuesta. Lloramos, reímos, corremos, nos paramos, pensamos, actuamos, seguimos al cerebro, nos fiamos del corazón, nos caemos, nos levantamos, saltamos, nos sentamos. Hacemos lo imposible por conseguir lo que queremos, por dibujar una sonrisa permanente en nuestras bocas. Jamás nos conformamos con lo que tenemos, siempre somos los más desgraciados o los que peor estamos, si al de al lado la vida le va mal, a nosotros nos va peor. Somos incapaces de ver más allá, de darnos cuenta de que somos afortunados, lo tenemos todo y lo que no tenemos ya llegará, no somos capaces de ver que, a veces, debemos olvidarnos de nosotros y regalarle algo de nuestro tiempo al que tenemos al lado, porque tenemos que dejar de mirar de reojo y ponernos frente a esa persona, debemos *olvidarnos de nuestra propia sonrisa y regalársela al otro, que deje de ser una sonrisa propia para que pase a ser de los dos.



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