sábado, 28 de julio de 2012

Cuando la tristeza se convierte en alegria...


Porque hay mil y una cosas que recordar y muy pocas que olvidar, por no decir ninguna, porque incluso en los peores momentos, en los que se nos caía el mundo, estábamos construyendo algo grande, nuestro.
Hablando únicamente por mi y con la esperanza de no ser la única que lo piense, esto me ha hecho más fuerte. Saber que un grupo de gente desconocida puede convertirse en una piña, un ornitorrinco, en apenas unos 15 (10) días, saber que esa misma gente esta dispuesta a dar un abrazo cuando estás mal o bien, te conozcan o seas un completo desconocido de la calle. Gente capaz de arrancarte una sonrisa con un simple gruñido que esperemos que fuera un "buenos días". Porque aunque nos vacilemos estoy convencida de que detrás de cada broma hay una gran verdad aunque sea lo opuesto a lo que sale de nuestros labios.
Pasadas unas cuantas horas y con bastante cansancio encima, pero sin ganas de dormir, me paro a pensar en todo lo que ha pasado, demasiadas cosas en muy poco tiempo, tradición este año, porque como decía María hay que buscar cosas que salgan de las tripas y no solo de la cabeza,  con vosotros todo se ha revuelto dentro de mi, y creo que me habéis convertido en otra persona, en alguien mejor, capaz de ser ella misma, de hacer algo que jamás fui capaz de hacer como hablar un problema o pedir perdón, pequeños detalles que nos hacen un pouquichiño más humanos.
Porque me ensañasteis que nada es sencillo, hasta las cosas que tenemos más que claras desde que cruzamos el umbral de nuestra puerta se pueden volver nubladas, que muchas veces tomar una decisión, dar un paso o ver llorar duele, pero siempre hay que hacerlo, aunque le demos la espalda durante un rato.
Me enseñasteis que la rutina puede ser poco monótona y puedes llegar a necesitarla, porque no cambio por nada el momento siesta, ni pasillo, ni siquiera cambiaría limpiar los baños (bueno, quizá eso sí), pero me ensañasteis también a valorar las pequeñas cosas que rompen con ella.
Solo me queda agradeceros todo lo que habéis hecho por mi, consciente o inconscientemente, porque nada será igual después de esto.
No soy muy dada a decir cosas de este estilo pero: os quiero y creo que tendría que caerme un cargamento entero de ladrillos encima para lograr olvidaros, que os debo mil y una, y que estoy ahí cuando queráis y donde queráis, para todos y cada uno de los pupis.
(oooooh Ray como me he enrollado)

domingo, 15 de julio de 2012

 

Demostrarle al mundo quienes somos y qué podemos hacer

*para irme

Después de un gran CACHO de tiempo sin escribir absolutamente nada, después de unas vacaciones que todos nos merecemos, he vuelto* a pensar en todas esas cosas que me hacen ser lo que soy y estar donde estoy.
Toca hacer la maleta, repasar la lista, y cargar todas las baterías. No se lo que me espera, lo que nos espera, pero convencida estoy de que será algo diferente, único pero sobretodo nuestro, nadie podrá quitárnoslo y si lo que nos espera son rezos y oraciones por lo menos podremos reinos la una de la otra, algo que se nos da muy bien. Estoy segura de que habrá más risas de las que esperamos y miles de cosas geniales más inesperadas que predecibles.
Después de un curso agotador lleno de cosas increíbles, de gente increíble, toca despedirme de mis viguesitos y tudenses para cambiar el acento gallego por alguno del sur, y con suerte por alguno de otros lugares.
Solo son 15 días que espero se pasen con el ritmo adecuado, ese acelerado cuando algo nos está encantando, ese que es habitual cuando estoy con los mios, con ellos.


Un paso atrás ni para coger impulso

jueves, 5 de julio de 2012

Quiero lo que*

Querido verano, echo de menos todo eso que me *prometías cuando estaba hasta arriba de exámenes. ¿Qué fue del calor, del sol, de los amigos que salían a dar una vuelta? ¿Tenias hambre y te los comiste? pues que te aproveche, ojalá se te atraganten... por el momento pienso demostrarte que no vas a estropearme lo que será el mejor verano de mi vida.

Como una pluma bailando en el viento

Dicen que el verano cambia a la gente, quizá temporalmente, en mi caso aquel verano de 1995 me cambió para siempre. Tras un tiempo de imaginarla en cada mujer, de verla en cualquier lugar donde ya sabia que no podía estar, aprendí a vivir sin ella, pero siempre con ella. Aprendí que las mejores cosas duran poco y que por ello son las mejores: cortas pero intensas, de las que marcan.

Como una pluma bailando en el viento

La casa olía ligeramente a humedad, el punto justo para darle cierto encanto. Todo era perfecto: suelo y paredes blancas, los marcos de las ventanas y puertas azules, un enorme ventanal con vistas a la playa y a las pequeñas islas que salpicaban la costa...
Abrí la puerta de atrás, un pequeño camino de madera llevaba hasta la arena, fina y clara. De golpe y escandalosamente, por ese mismo camino, pasó una pareja en bicicleta, ella se sujetaba el sombrero de paja para evitar que el viento se lo robase, mientras estallaba en una carcajada de pura felicidad. Envidiaba a esos dos, la juventud les ofrecía todo aquello que yo había perdido,que había rechazado.

martes, 3 de julio de 2012

Como una pluma bailando en el viento

Ella. Ella lo tiene todo. Esa sonrisa que arranca otras nuevas.Esa piel que compite con el terciopelo, que le gana. Ella, la que no tiene comparación, la que arranca miradas y pensamientos de cada persona que sabe que existe e incluso los que no. Ella lo tiene todo. Me tiene a mi, entre todas esas cosas que algún día se dará cuenta que son poco para ella, hasta entonces me dedicare a disfrutar del tiempo que me regale.

lunes, 2 de julio de 2012

Como una pluma bailando en el viento

Amaneció nublado. La promesa de un buen plan se limitaba, quizá, a un refresco y un buen libro que tal vez pudieran hacer su ausencia algo más llevadera.
Cuando ya caia el mediodía un suave golpeteo de dedos sonó en mi puerta, perezosamente me levanté. En cuanto abrí la puerta el mundo desapareció ante mis ojos bajo una melena castaña, aclarada por el sol de verano. Me dio un suave beso en los labios, de esos que me enamoran, me cogió de la mano suavemente y tiró de mi, como solo ella sabia, como lo hacía todo: con suavidad.
El día fue largo y ajetreado, había montado el plan perfecto en apenas unas horas y habia decidido compartirlo conmigo. Algo de playa, un buen baño, algunos miles de besos y otras tantas caricias.
Acabar la noche en mi casa, a su lado,  fue lo último que pude imaginar al despertarme con los primeros rayos del sol.